sábado, 31 de diciembre de 2011

Otro año que pasa II.


El 2011 es el segundo fin de año (según el calendario grecorromano al que mi familia me ha inscrito) por el que el blog ha pasado. Este espacio se ha convertido en mi refugio, de amor, de dolor, de felicidad, de crítica, de nostalgia…

El tiempo y nuestra proximidad a éste, nos hace ser prisioneros de las fechas, prisioneros del tic-tac del reloj, cada vez más esclavos de los segundos. Después de varios siglos de progreso, año tras año, generación tras generación, lo único que cambia el tiempo, el calendario.  Pero… ¿para que cambiar las fechas, sino podemos cambiar nuestros pensamientos?

Pero mi idea no es menospreciar el dos mil once. Fue un año de alegrías, de tristezas, de luchas, de derrotas. Fue un año de pasos y retrocesos. De días sin tiempo, días vacíos, días fríos y días soleados… Días en los que comenzamos a ver que algunas personas no sólo quieren un cambio de fecha, sino un cambio de sistema, un cambio de estado. Más allá de algunas “revoluciones” impulsadas por el sistema mismo, comenzamos a ver que la contra-maquinaria comenzó a moverse, que la disidencia ya tiene un lugar en el mundo y que cada vez es ampliamente más aceptada.

Hoy, llenaremos nuestros cuerpos de regocijo, alcohol y comida, porque el año se va. Pero las penas siguen, día tras día, año tras año, siglo tras siglo. Muchos celebraremos en familia el cambio de año, otros bajo un puente, otros, sólo querrán que éste sea su último año.  Es momento de comenzar a cambiar las cosas.

Cabe agregar que no podemos olvidar a nuestros muertos, a todos los hombres que perdieron su vida buscando libertad, a nuestros mártires. Que no exista ni el perdón ni el olvido. Que no exista el  conformismo. Porque estamos cansados de celebrar sólo un cambio de fecha que le da apertura a un año en el que todo estará igual, o peor. Porque estamos extenuados de su represión, hartos de ver como mueren miles de personas bala tras bala, bomba tras bomba. Porque estamos exhaustos de los banqueros y sus billonarias ganancias, mientras millones de niños en las calles, no desean ni pueden vivir más navidades.  Ni el cambio ni el tiempo tienen descanso.

Para finalizar, y sin ánimo de ingratitud, mis especiales agradecimientos por compartir conmigo otro año de vida a mi familia, a mis amigos, a mis compañeros, a los conocidos, a los que van, a los que se fueron. Gracias a Camila, por pasar a mi lado otro año compartiéndome todo su querer, compartiendo sonrisas, lágrimas, y unas cuantas cervezas. Gracias a todos.
Y de nuevo…  Feliz año. Un fraternal abrazo.

D.B.S

jueves, 8 de diciembre de 2011

Paloma.


Un día aprendí que aquellas historias de "mirar sólo hacia adelante", y que "devolverse hacia atrás ni para tomar impulso" son falsas. Todos necesitamos conocer la historia para no repetirla, aprender del pasado para no someterse a un incierto futuro. Llegará el día en que comprenda el mundo, que la libertad y la felicidad no se compran, ni los colores, ni el derecho a los errores.

Los arcoíris son cada vez más escasos, y el cemento de la ciudad cada vez más ancho. Duele saber que los tiempos pierden su vida, que los hombres hacen tantas cosas que se les ha olvidado vivir, que el reloj jamás se detiene a mirar el valioso tiempo, ni nosotros nos detenemos a ver como lo perdemos. Las etapas pasan, las personas pasan, la materia pasa. El vacío se llena y las cuentas bancarias llenas de dólares se vacían, los hombres mueren para que otros vivan… Pero las ideas, la libertad, y esos sentimientos que llevas por dentro, en tus entrañas, que laten en tu sien y palpitan en tu pecho, esos tus sueños, no pasan, no mueren.

Si las puertas se cierran, recuerda que el cielo siempre está abierto. ¡Vuela paloma!, ¡Vuela! … sal, corre, pero no mucho, no mucho más que los demás. Que todos entiendan que eres justicia, que eres verdad. Persigue tus sueños, tus metas, la realización de tus ideas, afuera de esa cárcel donde te ocultaron la verdad, hay un mundo nuevo, quizá no mejor, pero si un poco más real. 

Tu eres la única persona que me hace llorar de felicidad. Ahora tus pasos van hacia adelante, siempre conmigo, siempre contigo. Eres la luz al final de la oscuridad. Eres la vida misma.

¡Vuela paloma!, ¡Vuela!

A Camila Morales, en su grado.

lunes, 24 de octubre de 2011

El dinero no se bebe ni se come.

"Cuando la lucha entre facciones es intensa, el político se interesa, no por todo el pueblo, sino por el sector a que él pertenece. Los demás son, a su juicio, extranjeros, enemigos incluso piratas"
Thomas Macaulay

Desde el pasado martes 18 de octubre, una avalancha destruyó la planta hidrica que abastecía la totalidad de mi ciudad, Manizales, dejándonos sin agua por varios días, a pesar de la existencia de otra planta -La planta de Niza- que se encuentra averiada desde hace un año, la cuál, según los contratos licenciados ya debería estar en correcto funcionamiento.


Debido al hecho, a escasos días de que el alcalde Juan Manuel Llanos (Partido de la U) saliera de su administración y cantara victoria (Con proyectos multimillonarios y de poca aceptación como el cable aéreo o el TIM), se comenzaron a destapar ciertas irregularidades en su administración, a él y a varios de sus funcionarios. En una entrevista de radio, siendo las 7 de la mañana del domingo 23 de octubre, salió diciendo que era innecesarias las investigaciones, que por el contrario, se debería agradecer la labor de abastecimiento, tanto a él, como al presidente por su colaboración y a los funcionarios, y que con la "ayuda de dios" la planta estaría arreglada para el jueves 27 de octubre (aunque días antes prometió que lo estaría para el martes 25). Es ilógico tener que agradecerles bajo el hecho de que como ciudadanos pagamos impuestos, y más ilógico aún que pretenda lavarse las manos con expresiones religiosas poco acertadas como la "ayuda de Dios". 

El panorama es aún más desolador, ya que los ingenieros que trabajan en la obra de restauración, que tiene un costo de $11.000.000.000 de pesos (la de Niza sólo costaba $7.200.000.000), aseguran que sólo se podrá restablecer para esa fecha -y dependiendo del clima- el 40% o 50% del servicio a la ciudad, y el otro 50% o 60% deberá esperar por lo menos dos semanas (dependiendo del clima).

Debido a la escasez de agua, los políticos en campaña, de manera oportunista, como aves de rapiña esperando la caída de su presa, se dedican a regalar éste -ahora- preciado líquido a los manizalitas, a cambio de alguna firma, voto, o publicidad política. La degradación hecha carne.

Mancera, candidato a la Alcaldía.

Luis Guillermo, candidato a la Asamblea por el partido Cambio Radical.

Andrés Oliveros, candidato al Concejo por el partido Cambio Radical.

Cabe aclarar que estos son sólo algunos de los políticos que se están aprovechando del pronunciado desastre de salubridad pública.

Es absolutamente inhumano y degradante ver en las calles a niños, hombres y mujeres con sus baldes esperando que caiga un poco de agua de las canales de las casas cuando llueve. Es inmensamente triste verlos también bajo los chorros de agua que brotan de los barrancos, con baja intensidad, llenando botellas, ollas, canecas para poder bañarse, asearse o comer. Es melancólico ver como empresas dueñas de acueductos se lucran vendiendo agua en bolsa o embotellada a precios altísimos debido a la escasez de servicio. Es despiadado observar las calles de Manizales, la capital mundial del agua, llenas de riñas por uno o dos litros de agua, cómo ha sucedido en el barrio Chipre, donde han llegado a atracar personas sólo para robarles el agua.

¿Hasta qué punto ha llegado y hemos tolerado la corrupción en caldas? ¿qué hacemos los ciudadanos para detenerla? Nada. Si un hecho como este hubiese sucedido en Francia, Dinamarca o Canadá, muy seguramente habrían ya carros quemados en las calles, pánico por parte del gobierno, no habría sistema de transporte ni mucho menos aéreo. Acá, el castigo es reelegirlos como candidatos o como partidos, hecho que se profetizará el 30 de octubre cuando salgan a votar los ciudadanos y marquen la X sobre rostros de candidatos como el señor Jorge Rojas, candidato por el partido de la U (http://myemail.constantcontact.com/No-estaremos-SEGUROS-.html?soid=1103690441992&aid=ky2Is3pqAbs) o Mancera, o el mismo candidato a la gobernación por el partido de la U, Gabriel Vallejo, de quien tuve la oportunidad de presenciar -en los famosos Foros Democráticos- como casi se le arrodillaba al Ex-presidente Álvaro Uribe (De quien hay mucho que recordar con disgusto: Falsos Positivos; CONVIVIR; Ley 100; Proyectos de "Cooperativismo", etc.
http://www.elnuevoherald.com/2010/01/29/640282/hallan-fosa-comun-con-cerca-de.html).

Vale la pena también denunciar que mientras en los barrios más humildes las personas sufren de enfermedades de salubridad y carencia de agua, carros del ejército, llegaron a abastecer -tal y como presencié el pasado jueves 20 de octubre- a empresas como UNE, a varias cedes políticas y otros incontables lugares de inversión privada.

Vale rescatar también los hermosos gestos de la gente de los barrios populares, quien en mi caso debido a mi frecuente ausencia en mi hogar, han llegado a guardarme agua sin tener ninguna obligación conmigo. O ver casos como el de ayer mientras esperaba agua y tomaba unas fotografías, un señor se me acercó y me dijo que fuera a mi casa a descansar, que él lo haría por mi. Es bello ver como las personas le ayudan a las señoras con los abldes y como la solidaridad brota y emerge de las emergencias más complejas que puedan agobiarnos, pero no debemos confabularnos con los positivistas mediocres quienes todo lo ven como un bien divino, y aseguran que emergencias como estas hacen unir más a la comunidad.

Manizales, es momento de salir a las calles, de tomarnos la ciudad y exigir nuestros derechos, de no dejar pasar (tal y como se hizo con el aumento de un 300% del predial a principio de año) a los políticos por encima nuestro, porque la colectividad debe y deberá estar siempre por encima de los intereses individuales, porque ya es tiempo de estar cansados de este sistema opresor que nos ha situado como una de las ciudades a nivel nacional con mayor indice de pobreza (42%) y mayor tasa de desempleo. Por eso, desde mi posición de ciudadano invito a todas las personas a que nos acompañen el martes 25 de octubre (mañana) a un plantón en la alcaldía de Manizales a las 3 de la tarde, con  baldes. Firmes y en pié de lucha por nuestros derechos.

"La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino"

Simón Bolivar.

domingo, 16 de octubre de 2011

Relatos de una realidad distorsionada 6. Historia de un joven de la calle.


Salí de la casa de mi novia. Era cerca de la media noche y me disponía a hablar con alguno de los jóvenes travestis que se detienen en el centro de la ciudad a atrapar potenciales clientes, con sus trajes cortos, sus rellenos de prendas de algodón y sus deseosas ganas de hacer dinero. Al subir a la Carrera veintitrés con Calle veintiocho, a una cuadra de un centro comercial, frente a un asadero de pollos que abre hasta altas horas del amanecer, observé alrededor y no se encontraba ninguno. Procedí a detener un taxi de servicio público, y mientras los esperaba, bajo el faro de luz que iluminaba mi rostro, un hombre se me acercó. Al instante lo reconocí.

Hace un mes aproximadamente, en el mismo lugar mientras esperaba un taxi. Se me acercó un hombre de unos 40 años aproximadamente, de piel blanca y manos negras, un rostro un poco corroído, ojos perdidos y rojos. Cuando lo tuve a menos de dos metros, por instinto, ese instinto salvaje que debe desarrollarse en estas selvas de asfalto llamadas ciudades, me asusté y se agudizaron todos mis sentidos, dando dos pasos hacia atrás, hacia el asadero, pero aun así no alcanzaría a llegar allí; decidí aguardar con falsa calma.

El hombre, muy pasivamente me dijo: "¿No se acuerda de mi chinito, el de Chinchiná?". Inmediatamente, y dadas las circunstancias, decidí seguirle el juego; le pregunté por su vida - aún sin saber si la tenía- y me respondió que bien, que allá en el pueblo, que como siempre. Le pedí de urgencia que me detuviera un taxi, no llevaba monedas en ese momento y le aseguré que en una próxima ocasión se la daría, que se la quedaba debiendo.


Sí, ese era el hombre de ese día, un poco más cambiado, más consumido, reflejando cada vez más la realidad triste de esta ciudad. Era ese hombre, el mismo que me puso a pensar varias noches, ¿qué hacía, aquel ser que dejé pasar como oportunidad para conocer un poco más los fondos oscuros e impenetrables de esta ciudad sacrílega y pagana?
Comenzamos de manera amena la conversación; no mantuvimos distancia, como si fuésemos dos amigos de toda la vida. Su cordialidad, ante todo, inspiraba confianza. Me estiró el puño a la espera de que golpeara con el mío Esa es –en mi criterio-, una señal de gratitud, porque quizá no muchos se atrevían hablarle como lo que es, un humano que le ha tocado estar bajo las condiciones más precarias que se puedan soportar.

Le pregunté que qué había sido de su vida, que a qué se dedicaba en esta ciudad un poco distante de su pueblo natal. Me dijo que era reciclador, que se dedicaba a vivir de los archivos de otras personas, de lo que les sobraba, de lo que no utilizaban. Que se ganaba la vida entre los almacenes, deseando cosas que jamás serían suyas, pero jamás se atrevió a robárselas, "es inmoral, -decía mi madre, que Dios la tenga en su reino".

-Y su familia, ¿usted tiene familia? 

Me respondió -Pues que le digo parcero, más o menos, ellos están allá en el pueblo y mis hermanos en Bogotá. Mi papá es un duro, un ingeniero, mis hermanos decidieron irse de militares y ganar billete, yo soy el mayor de todos pero el descarriado, jamás quise ser del ejército (Sonrió mientras miraba al horizonte), estuve como seis meses y me volé. Mi papá me dijo que no quería vagos, que me abriera.

-¿Cuáles son sus sueños?

-Dicen que los pobres viven y mueren de sueños. Mi sueño fue ser un artista de la piel, bien teso como los del televisor. -Procedió a mostrarme un tatuaje en su pierna, un sol acompañado de una serie de tribales-. Yo ando con la máquina acá en el maletín, y las tintas también, pero nadie quiere que alguien que huela mal le haga un tatuaje. Pille, yo hice hasta bachillerato, yo soy estudiado y también hice un curso en el Sena. Tuve un hijo y se murió, la novia mía me dijo que me abriera también, y pues además del cuento de mi papá, todo eso es un problema, por eso ando acá en las calles.

-¿Dónde duerme?

-Yo duermo allá en esa esquina, el vigilante es un parcero, mientras yo duermo él me cuida y cuando él duerme yo lo cuido. Yo vigilo carros, los carros que él tiene que vigilar yo se los cuido y me da la liga, con eso desayuno y a veces hasta almuerzo, el cucho es un bacán. Pero ¿sabe qué? Hay que tener cuidado. La ciudad es un peligro, hay que cuidarse; en estos días iban a atracar un fulano y por defenderlo nos ganamos un problema con el otro, nos amenazó y todo, pero en la calle toca sin miedo ¿Si me entiende?

Nos quedamos un momento en silencio, mientras yo digería sus palabras, y él, con su hablado fuerte, rompió el silencio diciendo:

-Sabe qué, yo quiero estudiar de noche y trabajar de día, pero estudiar es pa’ ricos, toca seguir en la calle.

Aquí terminó mi cuestionario. La noche cada vez más oscura y atenuante, me obligó a irme para mi hogar a pensar un poco en todo lo que él me había dicho. Le pedí que me detuviera un taxi, esta vez me acompañaban dos monedas de doscientos, tal y como se lo prometí. Todo lo que dijo me hace cuestionar lo que muchos defienden como “civilización y progreso”. El progreso pareciera no ser más que un retroceso: cada país y cada persona que se ve obligada a progresar, cae; términos como este implican sacrificio y no siempre gana el más grande, sino el más astuto, el que más trucos sepa, el que más ases bajo la manga posea para hundir al otro al punto de dejarlo a cuestas. La ciudad es una jungla llena de asfalto, con historias en el día y en la noche.

Vivir la ciudad te hace parte de ella, la ciudad se vive en sus confines, con personas como esta. ¿Será que valen la pena las consecuencias que conlleva el progreso?

Viernes 14 de Octubre, Centro de la ciudad, Manizales.

viernes, 7 de octubre de 2011

Apología a la soledad.

La soledad en las personas, ese degradante, tormentoso e insípido estado, hace de muchos artistas lo que son: artistas. En la soledad se configuran nuevos mundos, paralelos, intransigentes, visibles, invisibles, sensibles y reales para la mente de cada uno. En la soledad se produce la reflexión que lleva a las personas a conocerse a sí mismas, a reconocer ese ser inocuo e intangible pero tan real que tienen por dentro, que odia lo que aman, que contradice, que predice, que acierta, que fracasa.

La soledad te hace notar que la individualidad no existe y te hace enfrentar al ser al que más miedo le debes tener por el mismo hecho de estar tan cerca y ser tan desconocido, tú mismo. Pero es necesario estar sólo, pensarse mientras se piensa la crisis. He aquí la justificación del por qué los artistas (literatos especialmente) optan por la vida a solas,  por no tener a nadie a su lado más que su yo interno y el arte mismo que llega a ocupar los espacios que no ocupan otras personas.

El desasosiego y la desesperanza producida en la soledad inspiran, hacen crear, te convierten en un dios creado y creador a la vez. La soledad golpea al ritmo de la sien y jamás te deja sólo, por contradictorio que parezca. En la soledad se producen grandes historias, dramas, escritos, canciones, pinturas... En la soledad se conocen dos seres que aunque juntos de por vida poco se conocen, tú y tu otro yo, tu conciencia, esa misma que te dice lo correcto y lo incorrecto, esa misma que contradice, esa misma que te determina, esa misma a la que le huyes, esa misma que odia lo que a ti te estabiliza. La soledad te despierta, te quita el inconformismo que a todos agobia. "Quien no conoce el sótano de sí mismo, las cañerías, los subterráneos, está condenado más tarde a perecer en ellos". M.M.

domingo, 2 de octubre de 2011

Particularidad de las artes: Revolución y estimulación.


Fiedrich Hölderlin(1), se preguntó en tiempos de post guerra “¿Para qué un poeta en tiempos de indigencia?”. Cabe aclarar que, al introducirse la palabra poeta en la pregunta, no sólo se pregunta por ellos, sino en general, por todos los tipos de arte. A dicha pregunta, picaresca y con doble sentido de por sí, partiendo de la condición de Hölderlin -Poeta-, se le respondió a través de la historia de varias maneras. El poeta José Luis Díaz Granados(2) le responde “poetas para hacer posible la belleza en la vida; poetas para hacer que el misterio sea desentrañado en su oscuridad; poetas para que ‘las estrellas para quien las trabaja’”. El arte da una forma de esperanza más pura que la que encontramos en la caja de Pandora, claro ejemplo de ello lo encontramos en artista como Otto Dix, artista combatiente obligado de la II Guerra Mundial. El arte es esperanza en el sentido más profundo y más íntimo de una transformación personal que evidentemente se puede convertir en una transformación colectiva. “La poesía transmite una serie de sentimientos que están agolpados en todos nosotros, sea o no sea uno poeta. Y que tiene que ver con las grandes preguntas o con las grandes inquietudes del ser humano, la soledad, la vida, la muerte, el amor. Pero en la búsqueda de esas respuestas, que no en las respuestas mismas, está evidentemente el aliento palpitado en la cruel existencia”.

Es también muy importante tener en cuenta que el arte no es sólo esperanza, también es lucha. Lucha contra si mismo, contra todo y contra todos. “En una sociedad decadente, el arte si es verás debe también reflejar la decadencia, y a menos que quiera quebrantar la ley con su función social, el arte debe mostrar el mundo como algo en continuo cambio y ayudar a cambiarlo”(3) Desde la poesía griega, la Iliada, la odisea, los panfletos franceses que incitaban a la revolución, los cantos que piden libertad de Silvio Rodríguez, los que exclaman utopía de Mercedes Sosa o Pablo Milanes, y las fuertes críticas a la guerra y a la industrialización y mercantilización de la persona de SOAD (System Of A Down), entre muchísimas otras, vemos que se cumple al pie de la letra la frase que nos legó Fisher, y es que esta debe ser la labor de todo artista, de que por medio de su talento de la mano de su sensibilidad denuncie socialmente los acontecimientos que lastimosamente se vuelven rutinarios en una cultura tan decadente como la nuestra, basada en símbolos culturales como la guerra y en patrones económicos como la acumulación de capitales y el interés individual.


Krzysztof Penderecki - Treno por las víctimas de Hiroshima http://www.youtube.com/watch?v=akpE6UgROrU (4)

“El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla.” (5)

Da ejemplo de ambos patrones –Revolución y estimulación- el Blues. Históricamente conocido como la música de los negros del río Delta en Missisipi, fue el género liberador y motivador de los negros africanos en la búsqueda de la independencia en el sur de los Estados Unidos, a mediados del siglo XX, época de industrialización a carbón puro y esclavismo del hombre como animal, como salvaje. Este género, basado en una progresión de doce compases, comenzó en las cárceles y lugares de represión, donde los africanos, infinitamente tristes por su desoladora música, al ritmo de las cadenas que los ataban a los Black Berry y sus palmas, comenzaron a componer canciones tristes y armoniosas, con voces roncas, silenciosas, flameantes, que poco a poco se convirtieron en canciones de lucha en búsqueda de libertades distintas a las que promovía el liberalismo. Poco a poco añadieron instrumentos como la armónica, el bajo eléctrico y la guitarra eléctrica en sus escalas más puras, dolorosas, decadentes, guitarras que lloraban en sus notas que buscaban una libertad más allá del pentagrama. Mario Mendoza data de esto en su libro Buda Blues, donde además del blues, añade el factor espiritual para la liberación de los negros africanos en el sur de los EE.UU.

Para finalizar, debemos entender que la evolución de las artes no debe caer en una involución a la publicidad o al engaño de los sentidos al que nos somete el consumo, no, las artes deben ser motor y aliento de revolución, así que reto a los artistas a llevarle a sus espectadores y a su escena un mensaje de cambio, un cambio que necesitamos inmediatamente.


(1) HÖLDERLIN, Friedrich. Poeta lírico clásico alemán.1843.
(2) DÍAZ, granados, José Luis.  Poeta cartagenero. Revista MEFISTO Nº 66. 2010
(3) FISCHER, Ernst Otto. Químico alemán. (1918 – 2007).
(4= PENDERECKI, Krzysztof. (1933), músico polaco, compuso en 1960 esta obra, que sería galardonada con el premio de la UNESCO. Su estreno oficial tuvo lugar en 1961, en Varsovia, por el conjunto de cuerdas de la Orquesta Filarmónica de Cracovia.
(5) BROWNING, Robert. Poeta inglés. (1812-1889).

jueves, 8 de septiembre de 2011

Relatos de una realidad distorsionada 5. Presos políticos, vidas sin rastro entre un país sin memoria.

“Primero detuvieron a los comunistas, y yo no dije nada por que yo no era comunista. Luego se llevaron a los judíos, y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los obreros, luego se metieron con los católicos, y no dije nada porque yo era protestante. Y cuando finalmente vinieron por mi, no quedaba nadie para protestar.”  BERTOLT  



"Esperanza

Triste pensar la crisis
De este cautiverio
Cuando meditamos
La razón que nos trajo
Brilla en nuestros rostros
Una cálida sonrisa de esperanza.

Liberando nuestros ideales
Pese a rejas en candados

Nadie es héroe
Sin haber vivido y
Vencido los fracasos

¡Los venceremos!

Si un día cortaran nuestras vidas
Perdurarán las ideas
Sembradas en la gente;
Habrá alguien
Que ocupe nuestro lugar,
Haciendo estremecer el espíritu
De los que hemos luchado

¡Si es por un ideal,
Hasta la muerte es dulce!" 

Preso Político Anónimo.

domingo, 28 de agosto de 2011

¿En qué creo?


Creo en un par de personas, quizá tres. Creo en una extraña fuerza que me hace levantar a cada día y seguir luchando a pesar de ver que aún nada cambia: la obligación. Creo en ella y aveces en mi. Creo que es más fácil creer que dudar, pero eso no es lo mio. Creo en la imaginación, en la música y el arte. Creo en la naturaleza y su poder tangible. Creo en el amor y su poder intangible. Creo en las ideas. Creo que si no cambiamos, es tiempo de dejar de existir, porque también creo en el cambio. Creo en la luz como en la oscuridad. Creo que Dios es creado más no creador. Creo que la meta de cada persona es ser humano y la de cada humano es encontrar la verdad que habla el mismo idioma de nuestras células.

martes, 2 de agosto de 2011

Libertad se escribe con aire.

Es tiempo de decir lo que no he dicho, promulgar lo que jamás he callado y de gritar hasta la última gota de justicia. Porque aunque las cadenas me aprisionen, seguiré inhalando y exhalando ideas. Porque si por ellas me encarcelan, seguiré luchando en la penumbra que se dibuja en la noche hasta acallantar los aullidos de las bestias que pretender silenciarme, para que así, cuando salga el alba, desde alguna prisión frente al cruel e incierto dilema de morir, mi cuerpo se encontrará dibujando lineas de ilusión que piden venganza y solo así seré jamás esclavo del sistema, porque mi mente y mi alma gritan por los vientos LIBERTAD.

...Y en mi umbral de muerte renaceré como el fénix de sus cenizas, para alimentar aquellos que nunca entendieron la antología de ideas que necesitaban para comprender que el tiempo palpita al ritmo de tu corazón.

 

viernes, 8 de julio de 2011

La corta linea entre una pesadilla y la realidad.

Ahí estaba yo, en medio del caos mientras todo se destruía, mientras todo se desvanecía a la luz de mis ojos; viendo esas caras de muerte, de destrucción y de miseria. Sonreía. Mi sonrisa era más blanca que el tono gris de esta mísera guerra. Ahí seguía yo, de pie, erguido, parado, sonriendo, a  pesar de que sabía que fui violado, engañado, destruido, aniquilado y cruelmente masacrado.

No era más que un cuerpo: sin fe, sin esperanza, sin todo, la nada, pero sonreía, porque es mi sonrisa mi principal escudo de atracción y la venganza el de destrucción. Defraudado, desesperanzado, caído, en medio del caos, en medio de bombas de muertes que suplicaban lástima, en medio de seres que suplicaban amor, en medio de objetos que suplicaban con desesperación perdón, yo seguía, cobardemente en pie, viendo como todo caía, cuando al final era solo yo quien estaba en el piso, mientras en mi rostro cruelmente se reían por haberme vencido con la falsa excusa de que era yo quien sólo se encontraba de pie.

jueves, 23 de junio de 2011

Caen las 3 de la madrugada

Cae el frío acompañante de la noche sobre mi cabeza como una bomba atómica...
y estás aquí.
Cae un caído en alguna guerra de alguna guerra...
y estás aquí
Cae una lágrima tras otra de tus lagrimales a mi hombro...
y estás aquí
Cae una rosa marchita aplastada por unas crueles botas...
y estás aquí
Cae una hoja tras la falencia de otra...
y estás aquí
Caigo yo mientras cae el mundo...
y estás aquí

Pero cae tu sonrisa
y se cae mi cielo,
el infierno
y el purgatorio
en su infinidad terrenal...

...y estoy aquí, allá o allí
tratando de dibujar una sonrisa en tu rostro,
tal y como tú cada día dibujas
una en mi vida.

A Camila Morales.

viernes, 10 de junio de 2011

"Progreso"

Hoy, realizando una diligencia, me encontré con una casa totalmente destruida. Se me hizo agua el corazón, y de inmediato pensé en esa familia que allí vivía. Probablemente vivían seis o siete personas, era una casa espaciosa, construida con amor, sudor y esfuerzo. Colorida, viviente.. 

Mas ahora sólo queda el sucio y frío asfalto, cemento destruido y gastado, y el dolor en sus alrededores que  se respira y se adentra en todo quien detalle lo que se nos muestra ante los ojos, que no es más que casa destruida por el progreso. La tenue neblina en un día cálido que se postraba sobre esta casa, la sentí como una triste mujer que había sido violada, que había perdido su rostro, que había perdido su fuerza interior, su alma. 

Esa familia, que allí habitaba, por la excusa del progreso debió ser destruida, tanto la casa como la dignidad de estas personas, quien con el poco dinero que reciben generalmente por la destrucción de sus hogares, sólo les alcanza para comprar un pequeño apartamento multifamiliar de escasas dos habitaciones, en un barrio con pésimas condiciones de vida y déficit en el sistema de transporte. Una casa construida en veinte o treinta años, fue destruida en tan solo uno o dos días, revelando la intimidad de cada familia... ahora el inodoro se encuentra tirado en el piso destruido... Las paredes poco a poco pierden el color, y la naturaleza con su fuerza se encarga de hundir el concreto que escasamente aún queda... 

Pasa un niño, que vivió sus primeros y últimos doce años en esa casa, y ve como todos sus sueños se le cayeron al piso por la tenue excusa del progreso, cuya única justificación es embellecer una ciudad por fuera, mientras las élites se apropian por completo de ella y marginan a los desfavorecidos en barrios que se convierten en campos de concentración y de batalla, donde todos se pierden en pandillas, en burdeles y en la misma droga como manera de escapar al mundo, y no como momento de exploración de la mente y de recreación. La falta de oportunidades los acribilla a todos contra la pared del olvido.

Esta es la realidad del Barrio San José, de la ciudad de Manizales, un proyecto vampiro que destruyó cientos de familias, y pretende destruir más de cuatro colegios, parques, y la vida de mucha gente que cada mañana se levanta a construirles a ellos, a la élite, sus hogares, a cultivar sus alimentos, y a sostener esta doliente sociedad... ¿Progreso? ¡Cuál progreso!

miércoles, 1 de junio de 2011

Hiroshima




Ocho de la mañana. Las calles se iluminan por el sol, que muestra los rayos que se jadean encendiendo con sus partículas cada centímetro de cada ser; al tiempo, los habitantes de una ciudad al oeste de Japón labran la tierra, y una que otra persona está en conflicto con su maquillaje… Una hermosa niña, cuya edad no supera los dedos de sus manos, de cabellos negros y lacios, de rostro redondo y mejillas salpicadas por el rocío, divisa el cielo y ve al fondo, entre la vaga línea al horizonte, un pájaro gigante, uno como tantos ha visto últimamente. Pero éste va sólo,

Y brotan de su dictamen las preguntas… ¿Qué tan joven está el mundo?; ¿Qué tan lozana es ella?; ¿Cuál es la edad perfecta para morir?; ¿Serán los nueve años?; ¿Será un día después de su cumpleaños, el día dotado de beldad para llegar a ese fin ineludible llamado muerte?; las preguntas llegan a su cabeza, una tras otra, como un bombardeo: fuertes, directas, asesinas, nucleares.

Ocho quince de la mañana. Un avión en el aire, como un pájaro gigante, recibe una llamada de confirmación y atiende a ella como a un instinto. Una caja se desprende de él con un paracaídas, y todos, anonadados, se preguntan, ¿qué nos enviaron que necesita de un paracaídas? ¿la rendición?

No hubo un sólo momento de respuesta más allá de la pregunta retórica y terrorífica frente aquella caja que caía lentamente del cielo. Todo luego fue confusión, un fuerte sonido, una luz tan blanca que enceguecía. Estalló la bomba.

¿Dónde quedaron los sueños de esta pequeña?; ¿Quién le intentó responder estas preguntas?; ¿Cuánto valemos?... jugando a la sosa guerra, traveseando a controlar un mundo que ha sido de nadie, para tenerlo en sus manos… a sabiendas de que lo que ven no es más que una ilusión; a sabiendas de que lo que persiguen es solo un papel plasmado con más sangre que tinta… 

¿Quién tiene más derecho que la verdad para destruir los sueños? 

sábado, 30 de abril de 2011

A Sábato.

Sale el sol que ilumina las calles que ayer fueron sólo neblina, sólo cemento distorsionado, sólo frío... Sale el sol, mientras el viento camina de casa en casa, y lo percibo extraño, cruel, fuerte, diferente... Percibo muerte. El día huele a café de funeraria. Siento tristeza en el viento, muertos, culpables, infieles, lágrimas... Un artista asesinado por su novia, o una novia asesinada por un artista. Siento un vacío que no es mío, y que aunque lo fuera me sería inherente, quizá un poco. Percibo dolor en su corazón, en el corazón de muchos, y el triste traste sin cerdas de la guitarra de la soledad, el triste lienzo blanco, que el tiempo torna amarillo, gris, negro...

Él se fue, y me siento sólo, más solo.

A Ernesto Sábato.

jueves, 21 de abril de 2011

Relatos de una realidad distorsionada 4. Sarcófago: Ritual Sacrílego


Mi religión la perdí hace ya varios años. Estudiar en un colegio Católico toda mi niñez y parte de mi adolescencia no le garantizó a mi familia formarme como ellos querían: católico, apostólico, romano. No. Por el contrario, estar dentro de las venas de la religión me abrió un poco la mente mientras veía como se la cerraban a mis compañeros; ver el manejo de la educación por parte de los clérigos, y el dinero, las injusticias y el cómo nos querían implantar sus "valores" y "virtudes" acomodadas a sus creencias fue fatal; pero darme cuenta de todo esto, a su vez, fue una cruz a cuestas, ya que al principio arremetí contra Dios, y el colegio contra mi modo de pensar. Después de muchas lecturas y vivencias, sigo sin creer pero entiendo que la culpa no es de Dios, porque no puedo culpar algo que no existe. Dios es un paraguas y una venda. La libertad de cultos no era muy aplicada en ese lugar, ni en este país.

Por estos días de Semana Santa he estado asistiendo a algunos de los rituales católicos, tal como lo hago año tras año. Aunque estoy en desacuerdo con muchas de sus cosas, ver en un templo personas de todos los estratos, pieles, razas y edades juntos, cantando con ferviente pasión me pone, literalmente, los pelos de punta, y me resulta interesante ver cómo la gente se olvida por un momento de sus problemas y se entrega a un ente superior, a un motor inmóvil, guiados por las palabras de un predicador. Me regocija ver que por lo menos en este país las personas se organizan en un templo para para recibir ese cuerpo y esa sangre de Cristo transformados en pan y vino. Ritual casi caníbal.

Pero no dejo de salir con cierta rabia, tristeza, desasosiego y melancolía tras las eucaristías. Es impresionante como la alegoría al cordero se transforma en creyentes. Así son todos, entregados a un cristo que ellos mismos crucificaron y ahora lo alaban, entregándole sus problemas y necesidades a un dios en una oración, como si se fueran a remediar los problemas de este país rezando y sin por lo menos a exigirle a quienes lo dirigen un buen manejo de nuestros impuestos. Me parece fatal y catastrófico ver como entregan su dinero para la construcción de una capilla, mientras vemos en televisión cifras de más de tres millones de personas damnificadas por el invierno. Me da sencillamente asco ver como predican ayuda al pobre, pero salen de la iglesia –y no hablo exclusivamente de la Católica- y no ven a la mujer indígena desplazada por la violencia con sus tres hijos tirada en un andén; pasan de largo ignorando un ser humano tan igual a ellos, tan hijo de dios como todos ustedes... Y me da desconsuelo ver la cantidad de dinero invertido en esta semana, en imágenes, en vestidos y en tantas vainas, mientras más de medio país se hunde bajo las aguas de la naturaleza enfurecida por tanta destrucción.

Hoy entré a la basílica de La inmaculada, cerca del Centro Comercial Parque Caldas, a eso de las 8 a.m. Fue impresionante escuchar el discurso del sacerdote, clamando a sus creyentes cómo una fiera herida -de esas que antes de morir atacan con más fuerza- que no juzgaran la religión y muchos menos a sus clérigos, que no los juzgaran por las miles de violaciones a lo largo de la historia, ni por la pedofilia... Que no los juzguen por el concordato, por los asesinatos, por el robo de dinero y por el suicidio de conciencia al que nos están sometiendo agarrados de las manos con el sistema. Que no los juzguemos por el racismo, el machismo, el apoyo a los nazis, a las diferentes sectas monetarias, y mucho menos por privarnos de derechos tan básicos como la libertad, derechos otorgados por Dios para todos los hombres. Que fueron otros tiempos, y que el tiempo lo cura todo. Y me acuerdo de la antigua Grecia, más específicamente de Edipo, cuando, aun aunque había actuado desde el desconocimiento, notó que por sus errores los dioses castigaban a los suyos, y se arrancó los ojos en señal de arrepentimiento. Cuando descubrió la verdad de su error, y que había fallado aún cuando creía que hacía lo correcto, se hizo merecedor del castigo. No saber que se comete un error no nos deja exentos de aceptar la culpa y el castigo.

"La justicia divina se encargará". ¡Patrañas conformistas!


Y lamento decirlo, pero no pretendo usar el perdón y olvido contra esta institución; yo no perdono los millones de muertos en las cruzadas, de la edad media, de la edad contemporánea. Mucho menos el atraso político, cultural, artístico y económico al que nos sometieron durante más de 1300 años. No perdono, ni olvido haber visto a un sacerdote sacar a gritos a un mendigo a mitad de la eucaristía, finalizando el evangelio, como tampoco perdono la cantidad desmesurada de dinero que queda en sus urnas, en sus cuentas bancarias, mientras el mundo se cae a pedazos. No perdono al vaticano por ser tan miserablemente rico mientras ven como en África mueren de hambre miles, millones. No perdono una institución que degradó un mensaje  como el de Jesús, el Cristo. No perdono la tergiversación de la palabra amor.

...y ahora, volar se hace cada vez más difícil entre tantas personas arrodilladas, acribilladas, con la realidad distorsionada. Me siento como un perro sin dueño, mirando al horizonte, sólo... sin religión, casi que sin fe.

miércoles, 20 de abril de 2011

Colores

Pretendo hacerle un tributo a la pequeña de los ojos marrones. Pretendo que la viajera del sombrero detenga su viaje para saludarme. Quizá pretenda ser la sombra de su sombra, iluminarme con algo de su luz y gritarle al alba por tanta belleza. Pretendo de su memoria robarme un espacio. Pretendo ser su amigo por un minuto de vida breve, ver sus ojos abiertos, escuchar el seductor tono de su voz, palpar sus manos, y leer sus letras. Pretendo correr bajo la lluvia de colores que emana con su presencia. Pretendo darte mil preguntas sin respuestas en hojas, en cantos repentinos, en poemas tristes, a veces felices. Pretendo ser su hombro, su abrazo, su abrigo, pretendo admirarla como siempre lo he hecho, y caer a la jaula del tiempo mientras el viento trae las mismas hojas llenas de respuestas, de cantos, de amores. Pretendo insinuar un cambio en el pretendo, por un quiero.

Para Andrea Ospina Santamaría...

miércoles, 13 de abril de 2011

¿Qué nos hace artistas?

¿Nace o se hace? Es lo primero que alguien piensa cuando se hace la pregunta planteada en el título del presente texto. No quiero ahondar mucho en ello, ya me he asfixiado muchas veces en cuestiones como estas, y la conclusión ha sido siempre la misma: ambas. El artista puede ser autodidacta si nace con el don. Quiero decir con ello que -por ejemplo-, un cantante sin formación puede comenzar desde muy pequeño a demostrar sus dotes, ya que es un don natural que tiene, el de tener un registro de voz mejor que el de las demás otrora de personas. Otra cosa es cuando el cantante no nace con el don, pero gracias a ejercicios de práctica vocal, maestros y expertos en el tema de la voz y el manejo del aire, las cuerdas vocales, etc. lo forjan para tener una voz afinada. Y el mejor cantante es quien recibe algo de ambos: una buena voz, con excelente técnica adquirida por el estudio a través de los años. Lo mismo pasa con el resto de las artes, auto-didactísmo de la mano de un don. Pero como ya lo dije, la cuestión que trataré en este escrito no será esto, es algo muy diferente, sin tinte poético, filosófico, narrativo o descriptivo más que lo necesario.

¿Qué nos hace artistas? La infelicidad.

Si, el artista es un ser infeliz, que en su insatisfacción siempre encuentra complacencia, felicidad, por contradictorio que suene. Hablaré de alguien que no es artista pero intenta hacerlo: hace dos semanas entré en una crisis tanto interna como externa, y noté que llené casi un cuaderno de escritos, logré escribir más de seis canciones, dibujé en carboncillo ocho dibujos, y comencé un proyecto de pintura al óleo que hace meses tenía en mente, entre otras cosas. Admito que me sentía muy mal, pero ahora que la felicidad ha regresado a mi, noto con agrado todo lo que logré hacer en mi crisis, e intento realizar, al menos, una tercera parte y aunque lo logro hacer en cantidad, no quedan con la pasión que escribí, canté, toqué y pinté cuando la crisis me invadió por completo.

El artista es masoquista; así me siento yo -que no soy artista- la mayoría de veces; cuando no tengo crisis, las creo, si no las creo, me las invento. Me puedo atormentar con los paradigmas de familias vecinas, de gente que ni conozco. Puedo terminar relaciones con amigos, de años, sólo para sentirme mal y escribir una bonita canción. Puedo inventarme infidelidades, engaños, traiciones y creer que en realidad suceden y me atacan. La chispa creativa de la realidad es nuestra propia lucha interna. Los sentimientos extremos hacen del hombre un artista, o un intento de este.

¿Quién no se ha desahogado en sus momentos de tristeza, celos o rabia, escribiendo algo? 

No es la guerra, la miseria, el hambre, la sociedad, la falta de oportunidades, los atropellos, los dolores o las penas amorosas los enemigos de un artista, no, esas son musas; el enemigo número uno de un artista es la felicidad, lo demás viene por añadidura.

domingo, 10 de abril de 2011

Desde cero.

Ambos caminábamos de la mano por la avenida Santander. Yo, observaba el piso y navegaba en mis tenis a cuadros; era el capitán de la aventura que se avecinaba. Tú, navegabas en mi barca mirando al frente, algo preocupada por tu cabello. Y yo sonreía al verte a mi lado, al sentir tus dedos junto a los míos, al sentirme vivo cuando la lluvia golpeaba la proa de mi barco.

Luego, una rosa se unió a nuestros cuellos, cerca del pecho, cerca del corazón, de dos corazones que laten como uno, rápido, fugaces, veloces, inmortales. Tu manejas mi barco con las facciones de tu rostro; llegamos al bar.

Aún recuerdo esa escena... Every breath you take. Una cerveza tras otra y otra... y otra. Nuestras rodillas juntas, nuestros cuerpos deseando calor, tus manos, las mías. Otra cerveza, diez verdades, diez lágrimas. Tú haces de mis ojos un mar de agua salada.  Ebrios. Más cerveza. Menos amor. Más verdades. Licor furioso por nuestros cuerpos. Pasión por las venas. Deseo por la espina dorsal. Lágrima en los ojos, y agua en el pelo. Cerveza. Ebrios de alcohol, de verdades, otro poquito amor. Haciendo nuestro amor más mortal. Sufriendo, luchando contra ellos y contra nosotros. Tratando de encender de nuevo la llama que nace cuando nos observamos. Besando tu pequeño lunar en el labio. 

Comenzando de cero como si hubiésemos tenido un accidente y se nos invadiera la cabeza de amnesia. Cómo escribir nuestra historia y borrar los errores del pasado con un borrador mientras observamos que la hoja quedó marcada con cicatrices imborrables, inolvidables, pero cada vez más invisibles. 

Escribiendo desde cero nuestro amor, 

¿sin terceros?.

lunes, 28 de marzo de 2011

Relatos de una realidad distorsionada 3 Camisetas blancas en tonos rojos.

Recuerdo aquel día como si hubiese sido un ayer inolvidable. No como tantos ayeres olvidados que vagan por mi memoria. No. Un ayer inolvidable, untado de sangre, de dolor, de pasión por una camiseta. Era un domingo acompañado de un bello atardecer como los que suelen acontecer en esta ciudad psicópata. Recuerdo que iba con mi padre por el sector del Cable, en la avenida Santander. La fiebre en la ciudad estaba a más de 40º de pasión, viviendo entre el frenesí del deporte, locos, dementes, arrebatados.

Nos detuvimos a tomarnos un café en La Suiza, y contemplé detalladamente cada pormenor en los rostros de las personas; algunos se tornaban felices, dichosos, sonrientes. Algunos no tenían estado anímico, eran fantasmas, deambulaban la calle sin rumbo. Algunos se dirigían ansiosos al estadio. Algunos se encontraban grises, desesperados, sin dinero y con locas ansias de entrar al partido; eran estos los que me preocupaban, los que me llamaban la atención.

Me concentré en dos chicos, quizá un poco más jóvenes que yo, adolescentes que les arde la sangre bajo la camiseta, con la desventurada ambición de conseguir dinero para entrar al partido. Sus rostros eran grises, y sus camisetas blancas; ¡tanto contraste!

Una bella joven caminaba con -supongo- su abuela. Comenzaba a subir el camino pavimentado hacia Juan Valdez cuando sonó su celular. Inmediatamente, aquellos jóvenes corrieron a agarrarlo de aquellas manos ajenas. La resistencia de la chica fue la misma que la de un falso valiente con un revolver apuntándole la sien, totalmente nula. Los jóvenes corrieron barrio abajo. Casualmente, a menos de treinta metros quedaba un CAI de la policía. La chica corrió hacia este sitio y salió con cara de haber recibido una respuesta inherente, latente, cómica y común en este país: "No podemos hacer nada, ponga un denuncio".

Proseguimos a devolvernos para nuestra casa, la situación no era atenuante ni agradable.

Nos acercábamos al paradero cuando nos vimos envueltos en medio de dos bandos, uno verde y uno blanco. Corrimos inmediatamente a una cafetería cuyo logotipo es un chimpancé comiendo empanadas. Y vimos de manera cruel como se enfrentaban cerca de cuarenta muchachos, a diestra y siniestra, por un color, por una camisa, por un deporte, por una pasión, por un fuego que les quemaba el interior y los consumía. Vi como luchaban por unos jugadores que ni saben de su existencia, y mientras ellos se mataban en las calles y terminaban en los hospitales o en las casas funerarias, estos terminarían en algún bar o alguna casa bebiendo por su triunfo o su derrota y viendo por televisión cuantos se asesinaron por la violencia de su juego. Vi como un adolescente de verde apuñalaba el abdomen de otro joven, de su misma edad, vestido de blanco. Vi cómo se manchó su camisa de tono rojo, vi como caía al piso, y observé su expresión de dolor en el rostro. Observé su madre llorando en una tumba, su novia inconsolable. Sus parceros de barra pensando en venganza. Su asesino escapando. Vi impunidad en el rostro de todos. Vi cómo llegaron diez o veinte agentes del ESMAD con sus granadas de humo.

Entonces entendí que ser miembro de las mal llamadas barras bravas, es como ser miembro de un ejército. No se sabe a quien se sirve. Sólo se vive de la pasión, con sangre fría, esperando matar a alguien o ser matado. Complejo, pero simple... simplemente: ignorancia colectiva. Simplemente terrible.

martes, 15 de marzo de 2011

De verbos, estrellas y adjetivos.

Porque soy capaz de alterar verbos
adjetivarlos
en tu presencia.

Porque pluralizo el sol,
la luna,
y las estrellas
para que nunca desaparezcan.

Porque esta hiel que es tan nuestra
no hay noche que la extinga;
porque te sueño
tal y como tú me sueñas
porque te vivo
te respiro
te deseo entre mis brazos
diciendo esas cinco letras
que tanto me gustan,

Muéreme,
y muérete conmigo.

viernes, 11 de marzo de 2011

La dictadura de la naturaleza


Después de ver los acontecimientos en Japón, una de las potencias mundiales en tecnología (contrario a lo que dice el colombo/japones Yokoi Kenji Diaz) me quedé frente a ese televisor sencillamente atónito. Ahora todo el mundo tiembla ante un posible Tsunami, tal y como el Katrina arrasó en EE.UU hace algunos años con toda la Costa del Golfo. Y me puse a pensar (más allá de la alineación de planetas/energías que pueda suceder en el 2012, o de el proyecto HAARP que me atemoriza), en las causas y consecuencias del modo de actuar de la naturaleza en las últimas décadas, donde por la intransigencia, inconsciencia, avaricia y otros cuantos categóricos que mueven al hombre contemporáneo por la destrucción del planeta, nos vemos cada vez más acorralados por la fuerza infinita del cosmos en su búsqueda de equilibrio armónico, ese constante equilibrio que siempre ha tenido la naturaleza y nosotros lo quebrantamos.

Probablemente los políticos salgan en los medios de comunicación a quitarse toda la culpa que tienen en acontecimientos como este diciendo que es culpa de Dios... quizá los científicos de la NASA digan ahora que eso es algo normal, que Japón es una zona sísmica... Quizá más tarde mi abuela irá a orar a una iglesia y tendrá en sus oraciones a los japoneses, sin saber todo lo que pueda pasar de fondo tras un acontecimiento como este, sin saber la culpa que ella, ustedes y yo tenemos... quizá ahora le de a EE.UU por enviar tropas "solidarias" a ayudar, y a quedarse un año disfrutando y saqueando, como lo hicieron en Haití que pareciera ser la nueva colonia del país del norte.

Pero sin importar lo que hagamos para acabar con la naturaleza terminaremos perdiendo, porque somos un todo, porque si terminamos con los arboles acabamos con la cadena alimenticia y moriremos, tarde que temprano. Porque si contaminamos el agua, moriremos de igual forma. Porque si contaminamos el oxigeno un poco más, moriremos. Porque si seguimos aumentando en más grados el planeta, moriremos. Simplemente, perderemos la guerra contra la naturaleza, aunque hayamos ganado muchas batallas. La paciencia de la naturaleza, y la sabiduría que guarda en sus entrañas le ganará a la profunda ambición del hombre, que no se quiere dar cuenta que debe transformarse si quiere tener más generaciones en el planeta.
Ante la dictadura de la naturaleza, fuerte, directa, nadie, absolutamente nadie se escapa.

martes, 1 de marzo de 2011

Relatos de una realidad distorsionada 2. Fantasmas Suicidas de una ciudad Psicópata.



RECUERDO A ESOS TRES JÓVENES, COMO SI HUBIESE SIDO AYER cuando jugué con ellos fútbol en aquellas cuadras de ese barrio triste donde viven mis abuelos maternos, Campoamor. Fue un día soleado cuando llegué a la casa de mi abuela, bajé del carro y observé a dos hermosas niñas jugando con tres chicos fútbol, con un balón viejo. Bajé corriendo y les pregunté si podía jugar con ellos; me observaron y su velocidad de reacción fue tan pronta como el hecho de que yo estuviese pateando el balón contra la cancha.

De esos tres chicos me hice buen amigo; pero pasaron los años y el tiempo se me detuvo, a ellos se les adelantó, y las circunstancias de la misma vida me distanciaron. Un par de años después me encontré a dos de ellos en la calle, los saludé con regocijo, pero la presión de las ocurrencias no dejó impartir muchas palabras. La imagen de ambos se quedó gravada en mi retina, tal cuál una efigie impactante se apodera de nuestros sentidos: su forma de vestir, el corte de su cabello, y ese extraño olor a “pegante” me inquietó.
Hace un par de meses le pregunté a mi abuelo sobre ellos. Eran tabú en el barrio. Se decía que uno de ellos fue sicario, y recibió un disparo en el pie; ahora lo llaman El Cojo. El Pirata, se dedica a atracar por el sector del Cable, y lo que le sobra se lo consume en perico y en “soluca”, y Ramón, camina por la calle con un costal al hombro pidiendo monedas y buscando pleitos. Yo quería adentrarme un poco en su vida, conocerlos. No importa cuan peligrosos eran, fueron mis compañeros y me les acercaría sin más que perder dos mil pesos que llevaba en mi bolsillo.

Salí de la casa de mis abuelos hacia la esquina donde los tres estaban situados. Al verme se alarmaron, y El Pirata mandó su mano a la espalda. Yo, asustado, les dije:

-¿No me recuerdan?
-Parcerito, o nos compra, o se abre de acá antes de que le metamos su chuzón-. dijo el Pirata.
-Soy Gustavo -les dije-, el pelirrojo con el que se criaron, con quien jugaron fútbol, con quien nos embarramos en las calles de este barrio, ¿no me recuerdan?
Y un sollozo silencio invadió sus mentes, hasta que El Cojo respondió:
-Claaaaro may. ¿Cómo lo trata la vida?

Me senté a su lado. Sacaron de una bolsa una botella de alcohol y otra botella con agua. Mezclaron ambos líquidos, y comenzaron a beber. La conversación cada vez se hacía más amena; no quería tomar, pero para adentrarme a sus historias el alcohol era casi una necesidad magistral, un vínculo de solidaridad inherente a nuestra existencia, como si existiera una especie de instinto de intoxicación. Comencé a preguntarles sobre su pasado. El Cojo me contó cómo entró al sicariato.

-La prueba de finura fue matando un gamín de la calle, a sangre fría, sin mucha traba. Pasé varias noches sin dormir, hasta mi primer trabajo pago, donde debí asesinar dos miembros de una familia. El primer muerto da miedo, el segundo ya no tanto, el tercero genera es adicción. Ahora no puedes vivir sin matar, es como una droga. Pasé noches sin dormir desesperado por levantarme a alguien.

El Pirata, por el contrario, fue obligado a robar. Un día caminaba con un compañero por el barrio San Joaquín. Su acompañante, de manera inesperada  agarró un pelado del colegio La Gran Colombia, y le pidió el maletín; El Pirata, algo asombrado, asustado, reaccionó de la manera más confina: le ayudó a quitar el bolso con los útiles del estudiante del colegio y salió a correr escaleras abajo. Fue tanta la adrenalina, la satisfacción de su madre al ver el dinero de los primeros trabajos, y el gusto económico que se pudo dar, que comenzó a recurrir más a este adeudo y, sin mayores oportunidades, convirtió el robo por necesidad en ocio.
El cuento con Ramón fue más complejo aún. Su nombre no es Ramón, es Alejandro. Lo apodaron Ramón por su parecido con Don Ramón, el del chavo, ya que a los diecisiete años tenía su rostro envejecido por la droga que consumía desde los nueve; drogas que le daba su padrastro que la distribuía en todo el barrio. Trató de recuperarse a los trece, pero ninguna entidad pública le brindó ayuda, y no tenía dinero para pagarse el tratamiento en una corporación privada. A los dieciséis años murió su madre, y sin sustento para vivir, vendió las pertenencias de su casa y se fue a vivir al parque Liborio Lopera. Ahora regresa de vez en cuando a inhalar solventes con sus dos amigos del alma. Una amistad entre la espesa neblina de la falta de oportunidades.

Me enteré que El Pirata se suicidó en el baño de su casa. Dos semanas después se suicidó El Cojo, colgado de un cable de luz a dos cuadras de la casa del Pirata. Del viejo Ramón, no se sabe nada, quizá fue asesinado este fin de semana entre los veintiún habitantes de la calle cruelmente liquidados en las vías de ésta ciudad maniática, con la realidad distorsionada, como la bruma que a veces la rodea.

-Cosa de locos.... ¿no?
-¿Qué cosa?
-La vida…