sábado, 30 de abril de 2011

A Sábato.

Sale el sol que ilumina las calles que ayer fueron sólo neblina, sólo cemento distorsionado, sólo frío... Sale el sol, mientras el viento camina de casa en casa, y lo percibo extraño, cruel, fuerte, diferente... Percibo muerte. El día huele a café de funeraria. Siento tristeza en el viento, muertos, culpables, infieles, lágrimas... Un artista asesinado por su novia, o una novia asesinada por un artista. Siento un vacío que no es mío, y que aunque lo fuera me sería inherente, quizá un poco. Percibo dolor en su corazón, en el corazón de muchos, y el triste traste sin cerdas de la guitarra de la soledad, el triste lienzo blanco, que el tiempo torna amarillo, gris, negro...

Él se fue, y me siento sólo, más solo.

A Ernesto Sábato.

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