martes, 25 de septiembre de 2012

Libre

Te sientes libre,
porque no conoces las palabras
para describir tu prisión.

Te sientes libre,
porque has sido tan cobarde de no tocar
los límites de tu existencia.

Te sientes libre,
porque no has llegado hasta las paredes
de tu conciencia.

Te sientes libre,
porque vives controlado
sin que te des cuenta...

y si te das cuenta
poco te interesa.

Te sientes libre,
porque no conoces más libertad que elegir,
entre dos productos con diferente nombre
de la misma empresa;
por que has hecho de la Biblia,
el Corán
o el manifiesto del Partido Comunista
el testamento sacro,
el libro inmutable,
la letra ilegible,
el modo de vida incuestionable
y te riges por ellos…

Y yo,
que no me siento libre,
me siento etéreo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Entropía.


“Introduce un poco de anarquía, altera el orden establecido y todo se volverá caos. Soy un agente del caos. ¿Te cuento una cosa sobre el caos? Es justo”.


El Guasón en Batman: The Dark Night.

Copyright: Ryohei Hase.

En los últimos años, han sido múltiples los asesinatos cometidos por niños y adolescentes en diferentes lugares de los grandes países del mundo. Colegios, universidades, parques y centros comerciales, han sido víctimas y victimarios de individuos que, exhaustos de la presión de su entorno, atestados de vacío, bajo la influencia de la televisión como vampiro energético atiborrándolos de violencia, mas un fácil acceso a armas de gran calibre, han ocasionado dolorosas masacres, que nos recuerdan la locura de nuestro tiempo, la incesante velocidad de la modernidad y la experiencia de vivir en un mundo donde todo se percibe como cambiante y en el cual la confusión y el desosiego es sinónimo de lucro.

Esta vez le tocó al nuevo templo sacro del siglo XXI: el cine. James Holmes, estudiante de neurociencia de la Universidad de Colorado, en Aurora-Colorado, un joven tímido y brillante, obsesionado con fenómenos psicológicos como las ilusiones temporales y fanático de los comics, decidió en la premier de la película Batman: The Dark Night Rises, utilizar su AR-15 semiautomática para disparar a diestra y siniestra contra los asistentes. El saldo es escalofriante: 12 personas muertas y 58 más heridas. Con 100 miligramos de Vicodín –la misma droga que utilizó Heat Ledger, antiguo interprete del Guasón, quien murió bajo extrañas circunstancias antes del estreno de la película-, el pelo tinturado de naranja y un automóvil lleno de armas y municiones, esperó a la policía y admitió su culpabilidad, afirmando que él era el Guasón, el agente del caos, el hombre que sabe diluirse entre la anarquía porque la comprende como un masivo ritual de estabilización de las fuerzas que nos rigen.

Nuestros tiempos, tan nuestros y tan impropios, proponen ambientes llenos de aventura que a su vez amenazan con devastar todo lo que somos y todo lo que tenemos. La sociedad ha creado en los sujetos el perfil de Narciso, antiguo dios de la mitología griega, que solo logra relacionarse consigo mismo, olvidando su entorno. En cada uno de nosotros encontramos un Narciso que se conecta y se desconecta de su entorno, creando una red de conexiones fluviales y olvidando las relaciones sólidas; un Narciso que entre más puede acercase a los demás y a su entorno -gracias a los avances de las telecomunicaciones-, se sumerge entre el aislamiento y ensimismamiento en su propia quimera; un Narciso que fue programado para la soledad, pero que aún necesita de relaciones afectivas... y en el panorama aparece Aurora -antigua diosa de la mitología romana-, el mismo nombre de la ciudad donde la masacre fue cometida, representando el amanecer, el regreso de la alborada y del Caballero que usa para sí las sombras como medio de sigilo y defensa. Pero el Caballero es nada sin su contraparte, sin su antónimo, sin su enemigo: el payaso, el trickster, el Guasón.

No podemos decir que estas masacres son obras del azar. Nuestros tiempos enfermos, han producido una serie de patologías y disfuncionalidades que no pueden ser controladas; confusas pero necesarias para recordarnos, de manera brutal pero asertiva, lo mal que nos encontramos, y que jamás está ni estará bien adaptarse a una sociedad intensamente enferma, que se lucra de las catástrofes y que solo funciona bajo las dinámicas del terror y la efimeridad. El tiempo vuelve y juega en nuestra contra, mientras año tras año se producen asesinatos en masa que reflejan la conciencia colectiva, de la misma manera como lo hace el cine. No existe quien tenga potestad sobre los titanes, los dioses del caos.

Holmes se encontraba obsesionado con los estados alterados de la mente, y terminó siendo un espejo fragmentado de su propia obsesión. La vida se encuentra sepultada entre el pavor y la hipocresía, y tan sólo nos queda armarnos de valor para enfrentar nuestras locuras y buscar una trinchera como forma de refugio y a la vez de lucha contra el desastre. Holmes destella la furia de Narciso, indescifrable, inesperada, con un furor indómito que revela nuestras dicotomías. El Guasón regresó a matar a Batman –muchos en el cinema se encontraban disfrazados como el superhéroe- y al tiempo, a recordarle a nuestras entrañas que la dualidad entre la ficción y la realidad esta separada por una pared permeable, demasiado delgada. La masacre de Columbine como la Masacre de Aurora nos recuerdan que el azar no se atrevió a jugar con nosotros, y que estamos envueltos en un sincronismo donde el espíritu de esta época, nuestro Zeitgeist, es la entropía.