jueves, 8 de diciembre de 2011

Paloma.


Un día aprendí que aquellas historias de "mirar sólo hacia adelante", y que "devolverse hacia atrás ni para tomar impulso" son falsas. Todos necesitamos conocer la historia para no repetirla, aprender del pasado para no someterse a un incierto futuro. Llegará el día en que comprenda el mundo, que la libertad y la felicidad no se compran, ni los colores, ni el derecho a los errores.

Los arcoíris son cada vez más escasos, y el cemento de la ciudad cada vez más ancho. Duele saber que los tiempos pierden su vida, que los hombres hacen tantas cosas que se les ha olvidado vivir, que el reloj jamás se detiene a mirar el valioso tiempo, ni nosotros nos detenemos a ver como lo perdemos. Las etapas pasan, las personas pasan, la materia pasa. El vacío se llena y las cuentas bancarias llenas de dólares se vacían, los hombres mueren para que otros vivan… Pero las ideas, la libertad, y esos sentimientos que llevas por dentro, en tus entrañas, que laten en tu sien y palpitan en tu pecho, esos tus sueños, no pasan, no mueren.

Si las puertas se cierran, recuerda que el cielo siempre está abierto. ¡Vuela paloma!, ¡Vuela! … sal, corre, pero no mucho, no mucho más que los demás. Que todos entiendan que eres justicia, que eres verdad. Persigue tus sueños, tus metas, la realización de tus ideas, afuera de esa cárcel donde te ocultaron la verdad, hay un mundo nuevo, quizá no mejor, pero si un poco más real. 

Tu eres la única persona que me hace llorar de felicidad. Ahora tus pasos van hacia adelante, siempre conmigo, siempre contigo. Eres la luz al final de la oscuridad. Eres la vida misma.

¡Vuela paloma!, ¡Vuela!

A Camila Morales, en su grado.

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