sábado, 22 de julio de 2023

Una disertación sobre el medio ambiente y el modus vivendi - Otro libro de J. N. Gray.

Libro: Tecnología, progreso y el impacto humano sobre la Tierra (John N. Gray, 2008, Ed. Katz & CCCB, Barcelona).

Este libro del fabuloso John N. Gray es un compendio de una conferencia dada por el autor en Barcelona en el 2008 en un congreso verde y una entrevista de Daniel Gamper Sachse. Es abordado en varios ejes temáticos pero, principalmente, a partir de dos ejes temáticos: el tema de la crisis ecológica y el del modus vivendi. Una breve reseña de ambas partes:

Parte 1. Tecnología, progreso y el impacto humano sobre la tierra

Las soluciones de marxistas, verdes y liberales a la crisis climática son utópicas y "no soluciones". Las personas consideran valioso el pensamiento utópico porque "emancipa" de la tiranía del statu quo. No obstante, los proyectos utópicos sociales y políticos, principalmente los defendidos y llevados a cabo por los Estados, han llevado a ingentes pérdidas de vidas humanas y críticos impactos sobre el medioambiente.

Si bien el progreso suele ser entendido como una simple mejora o movimiento, este es en realidad un "avance acumulativo en el que lo conseguido en un estadio o en una generación determinada es luego seguido por nuevos avances en el estadio o en la generación siguiente" (p. 13). Partiendo de este concepto, Gray muestra que el progreso es un hecho en ciencia y en tecnología, pero no en ética ni política. Y es importante entender esto porque la afirmación del posmodernismo o del relativismo radical de que la ciencia es un sistema de creencias es falto, ya que basta mirar el tamaño de la población humana como avance del conocimiento científico para saber que hay diferencias en la efectividad de la ciencia sobre el conocimiento chamánico, tradicional o premodernos.

Pero el avance en el conocimiento humano no trae, o no suele traer, avances paralelaos en ética y política: esto es una creencia. Lo que no se logra advertir es que el avance en el conocimiento humano puede traer grandes saltos y en ética y política se puede vivir una "rebarbarización". El conocimiento no emancipa, sino que incrementa el poder humano para actuar. "Incrementa la habilidad, la capacidad o el poder de los seres humanos para poner en práctica sus objetivos, sus propósitos o sus valores, sean cuales sean". Por ejemplo, a ingeniería genética en el s. XXI podrá mejorar la vida de muchas personas, pero probablemente se usará para el desarrollo de armas que discriminen selectivamente la población a destruir. Pero el uso del conocimiento humanos para fines negativos y destructivos no es una anormalidad: siempre ha sucedido, y debe pensarse como algo normal y que seguirá padeciéndose, y ante el cual deberemos dar una batalla prologada (como se hizo, por ejemplo, con la desnuclearización que aunque no acabó la carrera armamentística, si logró mitigarla).

En este orden de ideas, el tema de la crisis climática y la tecnología suele abordarse desde tres perspectivas. La primera, la tecnofuturista, que cree que el avance en la tecnología acabará con la crisis climática. Esto, claramente, no se dará por si solo, y la tecnología siempre tiene impactos negativos (y a veces positivos) imprevisibles. La segunda, la tecnoprimitivista, o la visión más defendida por los verdes, asegura que es importante parar de inmediato y regresar a tecnologías más simples, ignorando que sin los progresos técnicos y científicos actuales no podremos mantener una población de 8.000.000.000 de habitantes, y volver a la agricultura tradicional será, como mínimo, un genocidio de escalas que aún no conocemos. La tercera, la propuesta por Gray, es que en un momento de irreversibilidad de la crisis donde nada se puede hacer para evitarla, debemos centrarnos en no alcanzar los grados más altos de la crisis y sus consecuencias. Para ello, debemos -paradójicamente-, usar la alta tecnología para la reducción de la huella humana.

Al final el autor nos recuerda algo esencial, un dicho polaco siempre válido: "no pongas demasiadas esperanzas en el fin del mundo, no esperes demasiado del fin del mundo". La tecnología no acabará con el cambio climático ni lo revertirá, pero puede ser un aliado en evitar mayores niveles de catástrofe. 

Parte 2. Cualquier proyecto basado en la expectativa de alcanzar la armonía o el consenso es utópico. No podemos alcanzar un consenso en las creencias, sino en las instituciones y en las prácticas

Esta parte, correspondiente a la entrevista de 2007 con Daniel Gamper, Grey deja entrever algunas de las propuestas básicas de manera manifiesta en su obra. En primer lugar, insiste en que los problemas del pasado habitualmente retornan. Esto porque, si bien avanzamos en ciencia y tecnología, siempre hay excusas, coyunturas o fanatismos que dan una vuelta a la ética y a la política, donde hay poco saber acumulado, principalmente en momentos críticos. En tiempos de tranquilidad pareciera que la función de la historia es olvidarse de sí misma, y pocos años han pasado de las dos más grandes guerras humanas (primera y segunda Guerra Mundial) pero, aún así, creemos que en el futuro todo será mejor. 

La historia como proceso de olvido nos ha hecho creer que el estalinismo, el maoísmo y el nazismo son errores de la historia, y episodios recientes y absolutamente bárbaros como la utopía de implantar democracias en Irak o Afganistán son momentos coyunturales de la lucha por universalizar los derechos humanos y la agenda de los neoconservadores estadounidenses de derechas. Sin embargo todos estos elementos tienen en común la idea de implantar por la fuerza ideales utópicos, y siempre han terminado en ríos de sangre y valles de lágrimas. Por lo demás, aún muchos creen que las naciones se fundan con base a la creación de constituciones, cuando en realidad las naciones, con poquísimas excepciones, se crean tras experiencias dolorosas y violentas. 

En este orden de ideas Grey propone un nuevo modus vivendi: nuevo porque lo retoma y no porque lo haya inventado. Nuevo porque es novedoso en un mundo que cree que el capitalismo y el liberalismo triunfó, y en donde se alza China como poder para cambiar la unipolaridad y la supremacía del imperio -muy reciente- estadounidense: el pluralismo. El pluralismo es un mejor ejemplo del modus vivendi que los intentos de establecer una religión (o sistema político, o sistema económico) por la fuerza o los intentos de desestabilizar las religiones del secularismo (o de desestabilizar teocracias con democracias). Se pueden tener varias religiones, sistemas de escolarización e inclusive diferencias en los sistemas sanitarios donde las personas puedan elegir en base a sus preferencias. Pero la religión, la política, la ética y la moral no son patrimonio de lo privado, porque tienen fuertes impactos en lo público, y desde lo público se debe definir su marco de actuación.

Por último, Grey nos deja este magnífico párrafo:

"Los políticos no participan en las conversaciones académicas, ni siquiera entienden de qué se habla. Pero de algún sitio deben sacar sus ideas. Si los políticos leyeran una hora cada día a Pascal, Montaigne o a Fernando Pessoa, aún cuando resulte difícil de imaginar, en lugar de pasar días y semanas y meses y años escuchando a los economistas, que tal vez sean útiles, pero cuyas expectativas sobre casi todo han sido refutadas, entonces habrían sido más cautos, más sabios, más dubitativos, más escépticos, menos imprudentes. Desde hace algunas décadas la fuente de ideas de los políticos son casi exclusivamente los economistas y los juristas, de los cuales, sin duda, se pueden aprender muchas cosas, pero si ésa es la visión exclusiva se comenten errores tremendos" (p.p. 58-59).

Este libro debe verse como tal: como una entrevista y una conferencia. Es un Gray, quizá, más optimista que el de sus libros posteriores, lo cual no está mal pero es, al menos, extraño. Pero tiene unas claridades conceptuales que, a veces, son difíciles de encontrar en sus obras de pensamiento político, filosófico o ecológico. Recomendado, pero al margen de sus otros libros. 

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