domingo, 9 de julio de 2023

El infinito en un junco de Irene Vallejo, un libro donde confluyen todos los libros

El infinito en un junco: La invención de los libros en el mundo antiguo de Irene Vallejo fue un libro que llegó a sus lectores en plena pandemia. A mí me ha llegado tres años después, pero no tarde. Un libro pertinente que mantiene en sí un diálogo con la comunidad de lectores y lectoras, no a través -o no solo- de los países, es decir, transfronterizo, sino intemporal -o transtemporal-. Es un hilo, un tejido entre los inventos de aquello que nombramos como oriente desde occidente, y la inventiva de aquellos que nombramos como padres y madres de la civilización de aquella ficción llamada occidente. Y la menciono como ficción porque, junto a la idea de humanidad, no son más que buenos mitos relacionados con la falacia del progreso pero que, desde el lugar de enunciación de la autora, seguramente son poco mas verosímiles que para mí que lo enuncio desde el llamado, también, tercer mundo.

Es una historia sobre la piedra, la corteza del árbol, el papiro, la seda, el barro, la piel de los animales no humanos y el papel. Es la historia sobre cómo Grecia imaginó el futuro, Roma copió, adoptó y creó su idea sobre futuro, y el impacto que tiene el pasado sobre el presente, todo esto a partir del libro como unidad mínima de almacenamiento y transporte del saber humano. Pero es también la historia sobre cómo el futuro, que parece amenazante y amenazador ante el libro de papel, es en realidad una amenaza que se vuelca sobre sí mismo, porque lo que ha permanecido por decenas de siglos difícilmente puede desaparecer en una sociedad que, sin ser estática, necesita estancas, ítacas, pisos a los cuales aferrarse, puntos donde la gravedad sigue importando.


El libro es también una historia sobre la censura, los censuradores, y como este perverso fenómeno puede ser más eficiente en la cadena de valor literaria que sobre los autores. Es una historia sobre las librerías fijas, las ambulantes, la cultura como recordatorio de que la humanidad -así lo nombra la autora, para mí, las comunidades de homo sapiens- ha guardado en sus libros, artilugios frágiles, no sólo la historia de lo bello, lo bueno y lo útil, sino también lo macabro, lo doloroso y lo malvado. Una historia sobre como los lectores pueden ser rebeldes, conservadores de la historia ágrafa humana, y verdaderos imaginadores del futuro a través de la historia del pasado.

Recomiendo, a quienes amen los libros, leer este ensayo tal y como es, como ensayo. Quizá los historiadores lo padezcan, pero aquellos que saben que la historia, más que un manual de minuciosidades es el vuelo de Minerva, son las curiosidades que sobreviven al tiempo, seguramente lo disfrutarán.

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