“Introduce un poco de anarquía, altera el orden establecido y todo se volverá caos. Soy un agente del caos. ¿Te cuento una cosa sobre el caos? Es justo”.
El
Guasón en Batman: The Dark Night.
Copyright: Ryohei Hase.
Esta vez le tocó al nuevo
templo sacro del siglo XXI: el cine. James Holmes, estudiante de neurociencia
de la Universidad de Colorado, en Aurora-Colorado, un joven tímido y
brillante, obsesionado con fenómenos psicológicos como las ilusiones temporales
y fanático de los comics, decidió en la premier de la película Batman: The Dark Night Rises, utilizar
su AR-15 semiautomática para disparar a diestra y siniestra contra los
asistentes. El saldo es escalofriante: 12 personas muertas y 58 más heridas.
Con 100 miligramos de Vicodín –la misma droga que utilizó Heat Ledger, antiguo
interprete del Guasón, quien murió bajo extrañas circunstancias antes del
estreno de la película-, el pelo tinturado de naranja y un automóvil lleno de
armas y municiones, esperó a la policía y admitió su culpabilidad, afirmando
que él era el Guasón, el agente del caos, el hombre que sabe diluirse entre la
anarquía porque la comprende como un masivo ritual de estabilización de las
fuerzas que nos rigen.
Nuestros tiempos, tan
nuestros y tan impropios, proponen ambientes llenos de aventura que a su vez
amenazan con devastar todo lo que somos y todo lo que tenemos. La sociedad ha creado
en los sujetos el perfil de Narciso, antiguo dios de la mitología griega, que
solo logra relacionarse consigo mismo, olvidando su entorno. En cada uno de
nosotros encontramos un Narciso que se conecta y se desconecta de su entorno, creando una red
de conexiones fluviales y olvidando las relaciones sólidas; un Narciso que entre más puede
acercase a los demás y a su entorno -gracias a los avances de las
telecomunicaciones-, se sumerge entre el aislamiento y ensimismamiento en su
propia quimera; un Narciso que fue programado para la soledad, pero que aún
necesita de relaciones afectivas... y en el panorama aparece Aurora -antigua
diosa de la mitología romana-, el mismo nombre de la ciudad donde la masacre fue cometida,
representando el amanecer, el regreso de la alborada y del Caballero que usa para
sí las sombras como medio de sigilo y defensa. Pero el Caballero es nada sin su
contraparte, sin su antónimo, sin su enemigo: el payaso, el trickster, el Guasón.
No podemos decir que estas
masacres son obras del azar. Nuestros tiempos enfermos, han producido una serie
de patologías y disfuncionalidades que no pueden ser controladas; confusas pero
necesarias para recordarnos, de manera brutal pero asertiva, lo mal que nos
encontramos, y que jamás está ni estará bien adaptarse a una sociedad intensamente enferma,
que se lucra de las catástrofes y que solo funciona bajo las dinámicas del
terror y la efimeridad. El tiempo vuelve y juega en nuestra contra, mientras año
tras año se producen asesinatos en masa que reflejan la conciencia colectiva,
de la misma manera como lo hace el cine. No existe quien tenga potestad sobre
los titanes, los dioses del caos.
Holmes se encontraba
obsesionado con los estados alterados de la mente, y terminó siendo un espejo
fragmentado de su propia obsesión. La vida se encuentra sepultada entre el pavor
y la hipocresía, y tan sólo nos queda armarnos de valor para enfrentar nuestras
locuras y buscar una trinchera como forma de refugio y a la vez de lucha contra el desastre. Holmes destella la furia de Narciso, indescifrable, inesperada, con
un furor indómito que revela nuestras dicotomías. El Guasón regresó a matar a
Batman –muchos en el cinema se encontraban disfrazados como el superhéroe- y al
tiempo, a recordarle a nuestras entrañas que la dualidad entre la ficción y la
realidad esta separada por una pared permeable, demasiado delgada. La masacre de Columbine como la
Masacre de Aurora nos recuerdan que el azar no se atrevió a jugar con nosotros,
y que estamos envueltos en un sincronismo donde el espíritu de esta época,
nuestro Zeitgeist, es la entropía.
3 comentarios:
. La enorme paradoja que se crea es justo el punto de
partida de esta exposición: para que exista el orden es necesario el desorden, así
como el concepto de que la entropía es realmente una especie de progreso para la
destrucción y esto es justamente lo que ocurre en el transcurso de la vida. fuente:http://www.artfacts.net/pdf-files/inst/entropia-prensa.pdf. -que buena entrada dani,al parecer este termino puede ser dialectico- saludos!
Leo, gracias por el PDF de recomendación, me será muy útil. Saludos!
Me encanta¡¡
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