jueves, 6 de junio de 2024

Una relectura necesaria: Le petit prince de Antoine de Saint-Exupéry

 Por estos días me di el gusto de releer esta pequeñita obra que no visitaba desde muy chico. Lo primero que debo decir es que me deja una profunda desazón esta lectura de adulto en mis treinta: al principio sólo me parecía la alucinación de un piloto en estado crítico de deshidratación en el desierto, tras la avería de su avión. Empecé nuevamente tratando de mirarlo con otros ojos. Esta vez leí la versión en su idioma original. Estas son mis conclusiones:


Un viaje más allá de las estrellas

Le petit prince de Antoine de Saint-Exupéry es mucho más que una simple historia infantil. Con su aparente simplicidad y profundidad metafórica, invita a explorar temas de amor, pérdida, soledad y la esencia de lo que significa ser humano. A través de la historia del joven príncipe que viaja de planeta en planeta, Saint-Exupéry nos lleva a una reflexión sobre la vida, vista a través de los ojos de un niño y redescubierta en la melancolía de un adulto. ¡Cuán identificado me siento con esto!

La historia comienza con el narrador, un piloto que ha sufrido un accidente en el desierto del Sahara. Mientras intenta reparar su avión, se encuentra con un pequeño príncipe que le pide que le dibuje un cordero. A partir de ahí, se desvela una relación entre ambos que se convierte en el núcleo de la narrativa.

El principito relata sus viajes por diversos planetas, cada uno habitado por un personaje peculiar: un rey solitario, un vanidoso, un bebedor, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo. Estos encuentros reflejan aspectos absurdos y profundos de la condición humana, como el poder, la vanidad, la adicción, la avaricia, la monotonía y la obsesión con el conocimiento aparentemente inútil.

Finalmente, el principito llega a la Tierra -este único planeta donde los adultos sabemos con certeza que existe la vida-, donde se encuentra con un zorro que le enseña sobre la amistad y la domesticación, y una rosa, que representa el amor y la belleza efímera. ¡No olviden la serpiente, que aunque no puede viajar puede mandarnos a viajar a todos a la tierra de la que venimos! A lo largo de su viaje, el principito aprende lecciones cruciales sobre la vida y el amor, llevándolo a una transformación interna profunda.

En relación a los personajes, encontramos a:

El principito: Es el corazón de la historia, un ser puro e inquisitivo que representa la inocencia y la curiosidad infantil. Su perspectiva simple y directa sobre la vida contrasta con las complejidades y las preocupaciones de los adultos. A través de él, Saint-Exupéry critica la pérdida de la imaginación y la verdadera comprensión de lo esencial a medida que envejecemos.
El piloto/narrador: Su relación con el principito lo conecta con su propia niñez olvidada y lo lleva a reevaluar su vida. Representa la lucha entre las responsabilidades de la adultez y la necesidad de mantener un sentido de asombro y simplicidad.
La rosa: Encarnación del amor y la vanidad, la rosa es simultáneamente una figura de belleza y fragilidad, que el principito cuida y protege. Su relación con la rosa es una alegoría de las complejidades del amor y la importancia de las conexiones personales.
El zorro: Enseña al principito una de las lecciones más importantes del libro: "Lo esencial es invisible a los ojos". A través de la domesticación, el zorro explica que las relaciones y los lazos creados con los demás le dan verdadero significado a nuestras vidas.
Los habitantes de los planetas: Cada personaje que el principito encuentra en su viaje es una caricatura de un aspecto de la sociedad adulta. Cada uno está atrapado en su propio mundo pequeño y absurdo, incapaz de ver más allá de su propia existencia.

Siento que poco se habla de la serpiente en el principito, esos animales fascinantes que se las han arreglado para dominar pese a sus aparentes desventajas evolutivas, que sin duda sólo lo son desde nuestro antropocentrismo. De este animal, que aparece brevemente en el principito, quisiera hacer una exploración más profunda:

La serpiente es uno de los personajes más enigmáticos y simbólicos. Aunque su aparición es breve, su papel en la historia es, para mi, absolutamente crucial y está cargado de significados profundos y multifacéticos. Aparece en el capítulo 17, cuando el principito llega a la Tierra. En el vasto y desolado desierto, la serpiente es la primera criatura con la que el principito interactúa. Este encuentro, aparentemente simple, abre un abanico de temas filosóficos y existenciales que resuenan a lo largo del libro.

La serpiente podría ser interpretada como un símbolo de la muerte, pero no en un sentido puramente negativo. Representa la idea de la muerte como una transición, un paso hacia otro estado de existencia. Un estado que para los que somos ateos no existe, pero que como límite, al menos yo, comprendo como absolutamente necesario. El fenómeno de la vida requiere de renovación para seguir existiendo. Pero la condición de la muerte como trasmutación existencial se evidencia en la conversación entre el principito y la serpiente, donde ella menciona que puede llevar a cualquiera a donde quiera ir, con un solo toque de su mordedura.

La serpiente ofrece una especie de liberación o regreso a un origen, lo que se alinea con la idea de que la muerte es una vuelta al hogar, a un estado primordial.

Este animal, en muchas culturas, es un símbolo de sabiduría y poder. En la conversación con el principito, ella revela una comprensión profunda de la soledad y el vacío del desierto, y por extensión, de la condición humana. Su poder radica en su conocimiento y en la capacidad de llevar a los seres más allá de la vida física. Esta frase resuena con una verdad universal sobre la naturaleza de la soledad, sugiriendo que estar rodeado de personas no necesariamente cura la soledad interna.

La serpiente también actúa como una guía para el principito. Su presencia en el desierto no es casual; ella está ahí para ofrecer al principito una opción crucial en su viaje. Al final del libro, el principito recurre a la serpiente para poder "regresar" a su planeta y a su amada rosa. Este acto no es simplemente un escape de la Tierra, sino una transformación, una aceptación de que la vida continúa en otras formas. El viaje que la serpiente ofrece es más allá de los confines físicos del mundo conocido. La serpiente es también el suicidio, el fin último de quienes no tienen la paciencia para soportar la continuidad de la vida individual, pero es también la decisión, la decisión más importante y juzgada moralmente por las sociedades humanas, con contadas excepciones.

En su papel de facilitadora de la transición y la reflexión, la serpiente contrasta con otros personajes en el libro que están atrapados en sus propios mundos pequeños y en sus preocupaciones triviales. Mientras que el rey, el hombre de negocios y el farolero están absortos en su propia importancia, la serpiente ofrece una perspectiva que va más allá de lo mundano y lo efímero.

En el encuentro final entre el principito y la serpiente, se explora la dualidad de la vida y la muerte. El principito no teme la mordedura de la serpiente, porque entiende que es un paso necesario para regresar a su hogar y a su rosa. Este acto final de la serpiente resalta la conexión intrínseca entre la vida y la muerte, y cómo la muerte, como una condición sine qua non de la vida: "—Parece que la muerte es buena. Es como una liberación. Es solo una transición —dijo el principito". ¡Ay, dolor máximo de quienes no creemos en una vida más allá de la que ya tenemos!

En definitiva, sobre este personaje puedo decir que es complejo y multifacético, que encarna tanto la amenaza como la promesa. Representa la dualidad de la vida y la muerte, la soledad y la sabiduría. Es una guía que ayuda al principito a completar su viaje, no solo de regreso a su planeta, sino hacia una comprensión más profunda de la vida y el amor. Su papel en la narrativa es crucial, ya que cataliza la resolución del viaje del principito, ofreciéndole una salida de la Tierra y una vuelta a lo que realmente importa: su amor por la rosa y su planeta.

Algunos grandes temas de esta obra para mí, en mi segunda relectura y sobre mis 30's, son:

La esencia de la vida: El libro sugiere que las cosas más importantes no son visibles ni tangibles. El amor, la amistad, la lealtad y el propósito son fundamentales para una vida plena, y se encuentran en el corazón de nuestras experiencias y relaciones. Sé bien que el universo no tiene propósito y, por tanto, yo tampoco tengo un propósito intrínseco, pero también sé que la vida sin propósito, especialmente autoimpuesto, lleva al sinsentido.
La inocencia y la sabiduría de la infancia: A través del principito, Saint-Exupéry celebra la pureza y la sabiduría inherente de los niños, que ven el mundo con ojos claros y sin prejuicios. Los adultos, por otro lado, a menudo se pierden en sus propios intereses y complicaciones, olvidando lo que realmente importa.
La crítica a la sociedad adulta: Los personajes que el principito encuentra en su viaje simbolizan diversas fallas de la sociedad adulta. La búsqueda sin sentido de poder, la obsesión con la apariencia, la evasión de la realidad, la acumulación sin propósito y la incapacidad de apreciar la belleza en la vida diaria.
La muerte y la trascendencia: El final de la historia, con el principito eligiendo regresar a su planeta, aborda el tema de la muerte de una manera poética y reflexiva. Saint-Exupéry insinúa que la muerte no es un final, sino una transición hacia otro estado de existencia, donde las conexiones y el amor que dejamos atrás continúan. Sufrimiento de los ateos, beneplácito de los creyentes.

Estilo y Narrativa: La magia de la simplicidad

Saint-Exupéry utiliza un estilo simple y lírico, adornado con ilustraciones delicadas que complementan la narración. Esta simplicidad es engañosa, ya que encierra profundas verdades filosóficas y emocionales. El tono melancólico y reflexivo del narrador adulto contrasta con la ingenuidad y la pureza del principito, creando una dualidad que invita a los lectores a reconsiderar sus propias vidas y prioridades.

El uso del diálogo y las descripciones evocadoras transportan al lector a un mundo de fantasía que, aunque surrealista, está impregnado de realismo emocional. La combinación de prosa poética y una estructura narrativa episódica permite que cada capítulo funcione como una fábula autónoma, a la vez que contribuye a la narrativa global del viaje del principito.

A lo largo de las décadas, Le petit prince ha tocado los corazones de millones de lectores de todas las edades. Su capacidad para hablar tanto a niños como a adultos, a través de diferentes capas de interpretación, es un testimonio de su poder perdurable. Nos recuerda la importancia de mantener viva la chispa de la curiosidad y la capacidad de ver más allá de lo superficial.

En última instancia, el libro de Saint-Exupéry es un llamado a redescubrir las verdades esenciales que hemos olvidado en nuestra búsqueda de lo material y lo mundano. Es una celebración de la inocencia, la amistad y el amor, y una invitación a ver el mundo a través de los ojos de un niño, donde lo más importante es invisible a los ojos.

Este viaje a través de Le petit prince es una invitación a reflexionar sobre nuestras propias vidas y a redescubrir las cosas que realmente importan. En sus páginas, encontramos un espejo de nuestras propias experiencias y una guía para vivir de una manera más auténtica y significativa.

¡No se imaginan cómo me sentí leyendo nuevamente algunas páginas de este libro mientras esperaba en una sillita de un banco, mientras veía como se pasaba la vida ante mis ojos!

lunes, 25 de marzo de 2024

Anatomía de Gray, de John Gray

John Gray, autor de mis amores. John Gray, filósofo que tiene un homónimo pésimo escritor (el de las mujeres son de venus y los hombres de marte). John Gray, que publica Anatomía de Gray pero nada tiene que ver ni con la serie, ni con el libro de anatomía: es una estrategia de márquetin.


Anatomía de Gray, publicada en 2009, explora temas que van desde la política hasta la religión, pasando por la ciencia y la ética, con su característico enfoque incisivo y perspicaz. Allí Gray para desentrañar y analizar las contradicciones inherentes a la condición humana y a las estructuras sociales que la rodean. A lo largo de sus páginas, como es habitual, desafía las concepciones convencionales sobre el progreso humano y cuestiona la viabilidad de las utopías políticas y sociales.


Gray argumenta que, lejos de avanzar hacia un futuro de prosperidad y armonía, la humanidad está atrapada en un ciclo interminable de conflicto y caos, impulsado por nuestras propias ambiciones y debilidades. Su análisis lúcido y provocativo ofrece una visión alternativa al optimismo desenfrenado que a menudo caracteriza el discurso contemporáneo sobre el desarrollo humano.

Además, la prosa de Gray es clara y concisa, lo que facilita la comprensión de ideas complejas y profundas. Su estilo directo y sin adornos permite que las ideas centrales del libro resplandezcan con claridad, lo que hace que Anatomía de Gray sea accesible para una amplia gama de lectores, desde académicos hasta personas interesadas en la reflexión sobre el mundo moderno. No obstante hay algunos capítulos de difícil lectura, de saboreo lento.

Para muchos, la visión pesimista de Gray puede resultar demasiado deprimente o desalentadora, y que su escepticismo hacia las aspiraciones humanas puede parecer excesivamente cínico en ocasiones. A ellos les digo: les falta calle.


En general encuentro cuatro grandes tópicos en esta obra:


Escepticismo respecto al progreso humano: Gray desafía la noción predominante de que la humanidad está en un camino inevitable hacia un futuro de mejora continua. En lugar de ello, argumenta que la historia está marcada por una serie de avances y retrocesos, y que no hay garantía de que el progreso tecnológico o social conduzca a una mayor felicidad o estabilidad. Esta visión crítica desafía las narrativas optimistas que a menudo dominan el discurso público. Este es un tópico habitual de su obra y, claramente, en Anatomía iba a aparecer.

Crítica de las utopías políticas: Gray examina críticamente los ideales utópicos que han impulsado movimientos políticos a lo largo de la historia. Desde el comunismo hasta el liberalismo, Gray argumenta que todas las ideologías políticas contienen elementos utópicos que ignoran las realidades humanas y socavan la libertad individual. Al destacar los peligros inherentes a la búsqueda de una utopía, Gray llama a la reflexión sobre las limitaciones de la política como una fuerza transformadora. Este es otro tópico habitual.

Relación entre la humanidad y la naturaleza: Gray aborda la tensa relación entre la humanidad y el mundo natural, argumentando que la idea de que la humanidad puede controlar o dominar la naturaleza es fundamentalmente errónea. En lugar de ello, sugiere que debemos aprender a vivir en armonía con la naturaleza y reconocer nuestra interdependencia con otros seres vivos. Esta perspectiva ecofílica desafía las actitudes antropocéntricas y destaca la importancia de la humildad y el respeto hacia nuestro entorno. Este tópico es habitual en su obra reciente.

La condición humana y la moralidad: Gray explora las complejidades de la moralidad humana, argumentando que nuestras acciones están influenciadas por una variedad de motivaciones egoístas y altruistas. Al cuestionar la idea de que existe una moralidad universal o absoluta, Gray sugiere que debemos aceptar la diversidad moral y reconocer la inevitabilidad del conflicto ético. Esta visión relativista desafía las concepciones tradicionales de la moralidad y plantea preguntas difíciles sobre la naturaleza de la ética humana. Este tópico permanece tanto en sus obras de filosofía política como en las de ecología profunda.

En fin, Anatomía de Gray es un compendio filosófico provocativa y estimulante que desafía las concepciones convencionales sobre el progreso humano y ofrece una visión alternativa y profundamente reflexiva sobre la condición humana y el mundo en el que vivimos. Con su aguda inteligencia y su prosa profunda, John Gray nos invita a cuestionar nuestras suposiciones y a explorar las complejidades y contradicciones que subyacen a nuestra experiencia colectiva.